lunes, 21 de marzo de 2011

La cortesía como valor

Definición: Cortesía es un término que procede de cortés, un adjetivo que permite nombrar a las personas atentas, afables y comedidas. Se trata de la demostración de un sujeto que manifiesta afecto, respeto o atención hacia otro individuo.

Por ejemplo: “Por favor, acepte esta copa de champagne sin cargo: es una cortesía de la casa”, “¿Podrías mostrar un poco de cortesía con mis amigas? Ni siquiera saludaste al ingresar”, “El actor mostró una vez más su cortesía al saludar a cada una de sus seguidoras que aguardaba en la puerta del teatro”.

La cortesía, por lo tanto, es una expresión de las buenas maneras o del reconocimiento de las normas sociales que se consideran como correctas o adecuadas. Es importante destacar que la cortesía es un fenómeno cultural: lo que se considerada como cortés en una sociedad puede ser grosero o absurdo en otra.

La cortesía es un comportamiento humano de buena costumbre; en la mejor expresión es el uso práctico de las buenas costumbres o las normas de etiqueta. Es un fenómeno cultural definido y lo que se considera cortés en una cultura puede a menudo ser absolutamente grosero o simplemente extraño en otra Demostración o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene una persona a otra. En las cartas, expresión de urbanidad puesta antes de la firma.

El Saludo tiene un gran valor simbólico porque dependiendo de cómo lo expresemos será entendido como un gesto de cercanía, de proximidad, de relaciones profesionales o afectivas o un mero gesto de cortesía y de buenas costumbres. Su ausencia, demuestra un posible enfado o irritación. De aquí surge la frase de “retirar el saludo” como claro reflejo de una actitud hostil o poco amigable. 

Las formas en las que se puede realizar el saludo son múltiples: una mirada, una leve inclinación de la cabeza, unas palabras, estrechar las manos, besarse, etcétera. También puede convertirse en un símbolo de identidad de un grupo y demostración de pertenencia al mismo, como puede ser el caso de los comunistas que se saludan con el puño cerrado. 

Siempre que nos saludan se debe corresponder a éste, como señal de cortesía. Rechazar el saludo es considerado como falta de educación o síntoma de un gran enfado.
Dependiendo de las culturas se realiza de diferentes maneras. En este sentido, puede mencionarse el ejemplo de los eructos en Japón, que son una muestra de buena educación tras una comida ya que demuestra que ha hecho buen provecho. En el mundo occidental, en cambio, eructar está considerado como algo de mal gusto.

Algo similar ocurre con el hecho de mascar chicle, tolerado en ámbitos informales (en medio de un juego deportivo, en una reunión de adolescentes, etc.) y condenado en encuentros formales. Así los esquimales se frotan la nariz y los japoneses hacen una reverencia, ya que consideran antihigiénico estrecharse las manos. En la sociedad occidental el gesto más utilizado es el apretón de manos. En su origen, esta acción era una manifestación de paz, ya que al extender la mano se demostraba que no se portaban armas ni instrumentos agresivos. También, el hecho de mostrar la palma de la mano se identifica con una persona honesta y leal

Otra forma de saludar es el abrazo, es una manera más efusiva y se utiliza entre personas que se conocen bastante o en ocasiones especiales; suele darse cuando llevan mucho tiempo sin verse, para felicitar o para expresar un sentimiento de mayor proximidad o sentimiento, como por ejemplo, al dar el pésame. Esta forma de cortesía es mucho más utilizada por los hombres y es poco habitual entre las mujeres; en algunas ocasiones va acompañada con unas palmadas en la espalda, sobre todo si hace tiempo que no se han visto.

El beso es otra forma de saludo y que origina todo tipo de controversias. Es un método cada vez más utilizado, tanto entre mujeres, como entre hombres y mujeres, en actos sociales y empresariales. 


Educación Y Cortesía
Los errores conceptuales en lo que concierne a la educación constituyen un lastre para la formación de las nuevas generaciones que han de desarrollar su rol en la sociedad en gran medida según los criterios aprendidos. De todos es sabido que los conceptos y hábitos aprendidos en la infancia modelan en parte el comportamiento del adulto. Ahora bien, debemos tratar que en la medida en que los niños alcanzan el uso de razón aprendan a comportarse de modo racional, o sea que comprendan el sentido de convivencia que contienen las normas y la razón de su uso en la vida social. 

En lo que afecta al conocimiento de las normas sociales que cada comunidad tradicionalmente ha constituido, la etapa de la enseñanza reglada tiene una gran responsabilidad en esforzarse por, además en darlas a conocer, conseguir que se incorporen de modo natural en la vida de los alumnos. Esa labor, que es complemento de cuanto a cada uno se le enseña en el hogar, marca la perspectiva de una posibilidad de mejor convivencia en la sociedad. Educar es mucho más que acumular conocimientos, esencialmente se realiza en la práctica de asumir los virtudes y poner en práctica los valores. 

Para que esto pueda trascender con los años ha de haber un poso intelectual que justifique tales comportamientos. Para ello, lo mejor es fundamentar siempre en la enseñanza los criterios, a fin de que más pronto o más tarde cada individuo entienda la razón de aquello que se le enseñó. 

Al referirnos a las normas de comportamiento social es muy importante distinguir entre lo que es el fundamento del trato con educación entre las personas y lo que correspondería a la cortesía o a su más extremada forma que llamamos etiqueta. El trato con educación, aunque reviste formas tradicionales y formales, en esencia corresponde a lo que de respeto se deben las personas entre sí por su condición de personas. Cada comportamiento debe de alguna forma estar delimitado por lo que de mutuo servicio se deben los seres humanos que conviven en un grupo determinado. 

Educación es el respeto a no molestar a nuestro prójimo con la inadecuación de nuestro comportamiento en las circunstancias concretas en que se desarrolla nuestra convivencia. De alguna manera la educación es un hábito adquirido pero es sobre todo virtud intelectual porque exige de la razón para discernir qué de nuestra manera de actuar puede molestar a los demás; y, en cuanto ello dependerá de cada situación y de las personas que nos rodean, no se seguirá de la simple aplicación de una regla sino de un criterio responsablemente aplicado. 

La cortesía, en cambio, corresponde a la aplicación de una normativa generada por la tradición en un espacio social determinado. Son normas de comportamiento que de alguna manera dicen de la calidad de la integración de la persona en cada ambiente y de la consideración que guarda con respecto a los demás. La cortesía establece unos parámetros de trato que, en la medida que han sido aceptados por la colectividad, facilita las relaciones porque sistematiza los gestos y acciones que se saben son por todos reconocidos como adecuados para cada situación. 

Su utilización consigue unos efectos prácticos que han venido a considerarse como positivos en el grupo social, aunque también han debido sufrir en cada relevo generacional la contestación de unas formas que con mucha frecuencia se consideran inadecuadas por considerarse contaminadas de la connotación de una forma de vida que debía ser superada. 

Hablar de etiqueta y de protocolo supone llevar a su extremo la cortesía, con una normativa estricta que delimita en todo las formas de actuación dentro de un grupo determinado en un ambiente concreto. 

La naturalidad se empeña en aras a que sea el rictus lo que predomine. Aquí las personas se revisten de lo que la tradición exige en virtud de dar una especie de culto a las formas de la relación humana en que las mismas predominan sobre lo que cada persona apeteciera mostrar. 

La educación es un valor universal mientras que la cortesía reviste formas muy distintas en cada tiempo y lugar. Por eso en la enseñanza conviene distinguir lo que es el urbanismo personal en lo que afecta a la buena educación y en lo que se relaciona con normas de cortesía o costumbre propias de un determinado ambiente. En el primer caso, el concepto esencial es el de que la presencia personal y los actos propios no produzcan molestia a los demás con quienes se mantiene una relación del tipo que sea; en el segundo, lo que se persigue es que de la propia presencia se transmita una cierta complacencia en los que forman el circulo de relación. Mientras lo primero lo exige la naturaleza de la convivencia, lo segundo es más un índice del grado de integración en el grupo. 

La enseñanza ha de avalar muy especialmente el que el comportamiento educado se asuma como un valor fundamental de convivencia, y para ello es necesario el esfuerzo de los educadores para que el criterio de su naturaleza quede bien asimilado y no referenciado como una normativa de formas de buen comportamiento. 


La importancia de la cortesía
La cortesía juega un papel fundamental para una convivencia armónica entre hombres y mujeres. Mediante la cortesía se pueden evitar muchos problemas. El simple hecho de dar los buenos días, ayudar a una persona a cruzar la calle, y o bien el no caer en la provocación de alguna persona agresiva, ayuda en mucho para crecer como personas.

Sin embargo, en muchas ocasiones las nuevas generaciones están pasando por alto la cortesía. Ya no es común ver que un joven le ceda su asiento a una dama, o bien que ayude a una persona mayor en alguna tarea. Las palabras altisonantes se están volviendo comunes en la plática de los adolescentes y películas de tinte bélico les distorsionan la realidad.

Aunque mi vida está muy ligada a los medios de comunicación, reconozco que en muchas ocasiones esos medios han contribuido a esta situación. Es común el ver programas donde se hace burla de los ancianos, caricaturas en donde se presentan monstruos que matan y matan, y películas en donde los valores brillan por su ausencia.

El mejor antídoto para este tipo de situaciones es el ejemplo: Hacer deporte, acudir a centros de apoyo a la comunidad, cuidar nuestra actuación y ser amable en todo momento contribuyen a brindar la imagen que tanto necesitan las nuevas generaciones.

Video

Excelente descripcion de la cortesía, disfrutenlo:

Actividad

Se presenta un Cuento que refleja el valor de ser cortés:


Toño y la Sirena

A Toño le regalaron una red para que pescara a la orilla de la playa. Muy ilusionado se fue el domingo a probarla y empezó a echarla, pero sólo sacaba del mar algas y algún pequeño pez, que devolvía al mar para que pudiera crecer.

Después de varias horas cogió algo que brillaba en la red, y con cuidado lo sacó para ver lo que era. Con gran sorpresa vio una orquídea de sal cristalizada, y enseguida quiso regalársela a su madre para darle una gran alegría.

Pensando en lo que había encontrado, se sentó a descansar en una piedra que salía del mar. De pronto oyó una voz a sus espaldas, y al volverse vio la sonrisa de una hermosa niña que le dijo:
- Veo que has encontrado mi flor de cristal. La había perdido y estaba disgustada, ya que todas las sirenas tenemos una que nos regaló nuestro Rey, Neptuno.

Entonces Toño se dio cuenta de que era una sirena, y le dijo:
- Yo quería regalársela a mi madre…

La sirena le contestó:
- Yo puedo traerte del fondo del mar un buen regalo para tu madre si me das mi orquídea.

Toño se la dio sin pensarlo dos veces y la sirena, con una gran sonrisa, la cogió y nadó hacia el fondo del mar. El niño pensó, "igual ya no vuelve pero, claro, si la flor es de ella no podré quitársela". Terminaba de pensar en esto cuando salió la sirena sosteniendo una gran ostra, ¡era una ostra! La sirena le dijo:

- Cuando tu madre la abra, verás como le gustará.

Quizá sería bueno que la sirena se sumergiera y entonces Toño abriría la ostra y encontraría la perla.

Se dieron las gracias mutuamente. La sirena se sumergió en el mar y Toño se fue, imaginando la cara que pondría su madre cuando le contara su aventura y, mejor aún, la que pondría al recibir la sorpresa tan bonita que le iba a dar. ¡Estaba feliz!


Actividad:
Dibuja una Sirena en el Mar con muchos Peces.
Escribe detras de la hoja lo que más te gusto del cuento que acabas de leer